El 24 de mayo de 1954, nacería en un barrio castizo de la Tacita de Plata un niño con alma de juglar y una gran curiosidad por descubrir las raíces culturales de su tierra. Este pequeño pasó parte de su niñez jugando por la Alameda y, sobre todo, alrededor del Teatro Falla. En este lugar jugó al escondite con sus amigos de la infancia. Mientras el niño del Mentidero cierra los ojos y empieza a contar frente a los muros del viejo teatro, comienza a llegarles a sus oídos unos mágicos sonidos musicales con cuerpo y alma. Esto le hará crecer dentro de su corazón la pasión y los sentimientos que luego transformara en escritura celestial para que ayude a enriquecer y engrandecer de esta manera una fiesta tan popular y enraizada a Cádiz como es el Carnaval.
Después de haber mamado de los maestros Ramón Díaz Fletilla, Eduardo Delgado y Paco Alba; nuestro joven poeta con tan solo 19 años comienza a escribir letras para comparsas, y rápidamente la profundidad de sus versos será asumida con gran orgullo por el pueblo. A partir de 1980, se empieza gestar la leyenda del Juglar del Mentidero. Este barrio ha sido cuna de grandes trovadores y seguirá siéndolo, siempre que la savia nueva aprenda a escuchar con el corazón los mensajes sonoros emitidos por las almas de los hombres sabios que se ocultan entre los viejos muros de piedras ostioneras.
Al compás de Isas, nuestro modesto letrista, nos llegaría de las Islas con un grupo de Guanches que dejarían un buen sabor de boca entre el pueblo gaditano. Más tarde desde el Monte Olimpo nos mandaría unos dioses que conquistarían la ciudad con su sobre natural repertorio de coplas. Con un tipo futurista aterrizaría en nuestra tierra venido de otros mundos, para demostrar una vez más en sus letras el sentir por su Tacita. Tras hacer un largo viaje por el desierto del Sahara, su caravana de ilusión y fantasía llegaría a Cádiz.
De un taller de orfebrería saldría tallado a los compas de bellos versos y músicas armoniosas un reluciente relicario plateado que deslumbraría con sus destellos de calidad a todos los aficionados del carnaval. Nuestro humilde trovador sabe muy bien compaginar el trabajo de coplero con su verdadera profesión durante años en Tabacalera. Esto lo dejaría demostrado en la Fábrica de Tabaco, donde homenajearía a todas las Cigarreras y hombres que han estado y aun siguen ligados a esta empresa.
Suspirando por Cai hará, una vez más, mágica la noche de Falla y esta magia la trasmitirán rápidamente a todas las calles de Cádiz. Traídos por una racha del Pampero, llegarían desde Uruguay unos Charrúas dando leña con sus coplas para volver a conquistar el corazón de los gaditanos. El mayor espectáculo del mundo haría su recorrido por todos los barrios típicos, dejando a su paso una atmósfera de colorido e ilusión para niños y mayores.
Desde la península Escandinava llegarían unos invasores que tomarían la ciudad con sus pasodobles. Estos eran recibidos por el populo entre papelillos y serpentinas. Los muros de la cárcel vieja se abrieron de par en par para dejar escapar las dulces letras y bonitas notas musicales. Esto sería posible gracias al arte y el embrujo del Juglar del Mentidero. En el fondo abismal de la bahía existe una civilización perdida y olvidada, llamada la Atlántida. Gracias a un poeta de la trimilenaria Gades esta sube a la superficie en carnavales para cantarle a la salada claridad.
Este pequeño repaso a tu vida carnavalesca sirva de homenaje y reconocimiento del pueblo llano a tus 30 años dedicados a hacer llegar el periodismo cantado que siempre defendiste a capa y espada, a todos los corazones que se reflejan en el mismo azul de nuestra bahía, donde sueles mojar tu pluma de ave del paraíso, para escribir los bellos versos que, acompañados por melodías de guitarras y cantar de jilgueros, nos llega en armonía a nuestros oídos, dándonos un buen motivo para seguir luchando día a día por un nuevo amanecer.
Joaquín Quiñones Madera, que la caldera de tus coplas vuelva una vez más a darnos un abrazo cálido y esperanzador para que siga manteniéndose vivo el termostato que regula los sentimientos de nuestro pueblo en carnaval.
Este articulo lo he desempolvado de mi baúl de los recuerdos carnavalescos, donde guardo medio siglo de historia de nuestros carnavales. Hace unos 18 años, este breve repaso a la obra carnavalesca del actual pregonero del Carnaval de Cádiz fue mi granito de papelillos que aporté en su día, en defensa a ultranza de la trayectoria de este juglar en el mundo del carnaval, cuando la mayoría de los aficionados se debatían entre otros autores, como: Antonio Martin, Antonio Martínez Ares, Juan Carlos Aragón, o de otros poetas de renombre.
Hoy por fin es una realidad que Quiñones sea pregonero de su pueblo, tarde, pero si la dicha es buena.