Hace unos meses, la maestra de mi hijo que le “viene al pelo su nombre “, Gloria porque la ‘joía’ es gloria bendita con todos y cada uno de nuestros hijos e hijas, nos citaba a las familias para decorar el pasillo de la clase de segundo de infantil. Automáticamente el grupo de whatsapp se puso manos a la obra, trescientos mensajes en un minuto para ver cómo distribuir el trabajo. Nuestra decoradora oficial a tope organizando y creando con una capacidad envidiable, y las familias preparando todo para poder crear un pasillo marino mágico para nuestros mayores tesoros.
Gloria ya nos había anticipado que toda la decoración sería para el trabajo del tercer trimestre que harían nuestros pequeños para conocer a nuestro amigo el atún, además de hacer dos excursiones: una a la lonja de Barbate y otra al Museo del Atún.
Hace unos días, nuestro hijo trajo a casa, súper feliz, una botella sensorial hecha con conchas, caracolas y piedrecitas que él mismo había cogido en nuestra playa del Carmen, porque él antes de conocer cualquier playa debe de saber que es un privilegiado al tener una de las playas más extensas de la provincia de Cádiz con unos atardeceres envidiables.
También ha traído a casa un faro hecho con un rollo de cocina, nuestro faro. Un faro que estoy segura ha iluminado la vida de miles y miles de marineros y marineras porque él ,antes de conocer cualquier otro faro, debe de conocer el faro de su plaza.
También nos ha traído un libro muy especial con el que ha trabajado durante estos meses con su maestra Gloria y sus compañeros y compañeras. En este libro ha aprendido qué es un atún, cuanto mide un atún y cuánto mide él, cómo es el cuerpo del atún, las partes del atún, de dónde vienen y con quién viven, cuál es el ciclo de atún rojo de pequeño a un gigante del mar y también que el atún rojo es un gran viajero y, por supuesto, qué es la almadraba.
Todo nos lo ha ido trayendo a casa una vez que ha finalizado la primera cita a la que nos invitaba el centro escolar “entre dos mares”. Os prometo que durante media hora que tenía como duración la visita, sólo pude disfrutar de ver a todos y todas los alumnos y alumnas del colegio Baessipo disfrutar mientras te contaban las recetas que habían elaborado con atún, nos vendían el pescado en la lonja con un arte y un desparpajo que “ni pa qué”, nos explicaban el daño que hacia al mar los residuos, nos vendían sus platos como si en un restaurante de Estrella Michelín estuviese, pero mucho más barato, pues la imaginación siempre es mejor que el papel y ¡oye! hasta nos explicaron cómo funcionaba la almadraba y cómo ronquear un atún.
Gracias por no dejar de lado durante este curso escolar nuestra verdadera esencia, nuestro sentido de ser, nuestra historia,pero, sobre todo, nuestro sentimiento de pertenencia ya que la pérdida de la identidad de un pueblo está directamente relacionada con la falta de arraigo a una comunidad. Y eso es justo lo que mi hijo ha trabajado este trimestre, su sentimiento de pertenencia a Barbate. ¡Qué orgullo más grande!
Estoy segura que todas las personas que acudieron a la primera cita “entre dos mares” sintieron el mismo sentimiento de orgullo a un pueblo, a una tradición, a una cultura, a una forma de vivir, a una comunidad, porque Barbate es mágico y quién no piense así es porque no lo conoce y, sobre todo, no nos conoce.
Gracias al equipo directivo, a los maestros y maestras, a los especialistas, a nuestro Curro, a Eli, a las limpiadoras, a todos los alumnos y alumnas por hacer que ese sentimiento de pertenencia a nuestro pueblo haya salido de nuevo a flote y a todas las familias por el trabajo que ha habido detrás para hacer que nuestros hijos e hijas estén entre dos mares.
¡Nos vemos el próximo curso!