Las nueve jóvenes compitieron en el concurso más reñido de los últimos decenios por su participación, con un total de 60 candidatas. Tras la preselección de los días 23, 24, 25 y 26, quedaron 21 finalistas que desfilaron por la pasarela, primero vestidas de calle y luego vestidas de flamencas.
El jurado estuvo presidido por Pedro González Tuero, antiguo concejal de Fiestas y Turismo y profesor de Literatura y conformado por Ana del Aguila, Chari Benítez y Lidia Rodríguez, antiguas salineras y José Luis Cordero, miembro de la comisión de Fiestas, actuando de secretario José Luis López Garrido, jefe de área de Cultura y Fiestas.
Ellos fueron los responsables de una elección de la que saldrá la salinera mayor de 2011 el mismo día de la proclamación, una fórmula que reemplazó hace unos años a la elección tal día como el de este viernes de la cabeza visible de la representación de San Fernando en la velada reconvertida en Feria del Carmen. Tendrán que esperar con los nervios a flor de piel hasta el último instante.
Porque nervios hubo en el Club La Salina, uno de los escenarios en los que se ha procedido a la elección de las salineras, junto con el de la antigua Piscina Municipal ya inexistente o el Parque Almirante Laulhé, en la parte alta y sobre la fuente donde también se ha celebrado un acto denostado por algunos, pero que sobrevive a cualquier consideración habida cuenta del número de participantes que aspiran al “cargo”.
Nervios en las veintiuna chicas finalistas en los dos pases y en los tiempos de espera y nervios también en los familiares, los otros “sufridores” de este tipo de situaciones que al final se reparten como los premios, unos consolando a las que no salieron y los otros gozando de la elección. Aunque ya lo decía la presentadora del acto, Loli Guerra. Tienen más oportunidades en otros años, pero es una obviedad que sólo nueve aspiran a lucir el traje azul y blanco y la banda que las acreditará para siempre como salineras de La Isla.
También tuvieron su momento de gloria las actuales salineras, ocho de las cuales asistieron al acto y revivieron los nervios de su elección. Pero los dejaron detrás después de que quisieran homenajear a la salinera mayor de 2010 a la que entregaron un cuadro en la que aparecen las nueve como recuerdo para toda la vida. Y es que aspirar a salinera es pasar de rivales, a amigas.
