Francisco José Márquez Liñán, está vinculado a la Federación Gaditana de Personas con Discapacidad Física y/u Orgánica “FEGADI COCEMFE” desde la década de los años 90. Actualmente es presidente y director del centro polivalente para gravemente afectados.
El movimiento asociativo debe trabajar en mejorar su financiación sin descartar tanto la vía pública como la privadaSu oficina central se encuentra situada en Zona Franca.
Francisco, cuéntenos qué es Fegadi, ¿cuál es su labor y qué instalaciones y cobertura ofrece en la provincia?
Fegadi es una Federación de Asociaciones de personas con discapacidad física y orgánica de la provincia de Cádiz. Atiende en concreto a 36 entidades miembros, además de dar servicios directos a personas con discapacidad.
Por tanto se encuentra implantada a lo largo de toda la geografía provincial, con presencia tanto en el Campo de Gibraltar, la Sierra Norte, el ámbito de la campiña Jerezana y la Bahía de Cádiz.
En este sentido, las actuaciones de Fegadi se dividen en dos claros planos. Por un lado damos cobertura a nuestras entidades miembros en todas aquellas necesidades que tengan para el desarrollo de sus actividades y servicios, así como les asesoramos y apoyamos en sus diferentes reivindicaciones. Por otro lado, desplegamos una cartera de servicios directos a personas con discapacidad, como pueden ser: residencias degravemente afectadas, unidades de estancia diurna (UEDs) y con terapia ocupacional, servicios de rehabilitación, asesoramiento social, inserción laboral, etc. Asimismo estamos integrados a nivel regional en Andalucía Inclusiva y a nivel nacional en Cocemfe, participando activamente en el Comité de Representantes de Personas con discapacidad de Andalucía “CERMI-A”. Gracias a todo ello desarrollamos un necesario papel de interlocución social con la administración pública al objeto de poner en valor y alcanzar la plena consecución de los derechos del colectivo que representamos en la sociedad.
¿Cómo ha afectado a Fegadi la crisis del coronavirus?
En primer lugar, cabría hablar de la paralización de servicios que la pandemia ha provocado, la implantación del estado de alarma y las medidas de prevención y confinamiento del proceso de desescalada nos ha obligado a suspender servicios tan necesarios para nuestras personas usuarias como la rehabilitación. Esta situación ha incidido de manera directa y muy negativa en la salud y la autonomía de las personas.
La implantación de teletrabajo sólo ha sido posible en determinados puestos, los que desarrollaban servicios de atención directa debieron suspenderse o bien modificarse en cuanto a intensidades
Aquellos que no podían suspenderse, hablo especialmente de la atención residencial, han hecho que nuestros esfuerzos se centraran en prevenir los posibles contagios y mantener un óptimo estado de salud de las personas usuarias.
Ni que decir tiene que nos sentimos muy satisfechos de haber alcanzado nuestro principal objetivo, que no ha sido que el de mantener libre de coronavirus nuestros centros, pero no es menos cierto que esta tarea ha generado importantes sobreesfuerzos económicos y de recursos que han generado un importante desequilibrio en la organización.
A esto le sumamos la pérdida de iniciativas sociales y eventos y, especialmente, la suspensión de los plazos administrativos por la publicación del estado de alarma que ha impedido la tramitación y presentación de subvenciones, principal fuente de recursos de la Entidad, pudiendo concluir que el coronavirus ha generado un importante menoscabo económico y ha situado a la Entidad en una posición de gran debilidad financiera.
¿Cómo ha sido la respuesta de la ciudadanía?
Hay una palabra que define en su total dimensión la respuesta de la ciudadanía, esta no es otra que “ejemplar”.
Hemos recibido el apoyo de muchísimas personas y empresas que se han ofrecido a ayudarnos. En una primera fase, en la que escaseaban los equipos de protección con los que poder proteger a nuestras personas usuarias y trabajadoras, la sociedad general se ha volcado en hacernos llegar los mismos, de una manera generosa y desinteresada han ofrecido su tiempo y recursos privados para colaborar en la tarea de prevención y atención a las personas con discapacidad.
Se ha puesto de manifiesto que las dificultades son capaces de sacar lo mejor y lo peor de las personas. En nuestro caso hemos podido comprobar la cara amable de esta afirmación, eso y el compromiso que mantenemos con nuestro colectivo ha sido una doble motivación para proseguir nuestra tarea y redoblar nuestros esfuerzos en la puesta en valor de los derechos de las personas con discapacidad física y orgánica.
Tras todo lo vivido por la COVID-19, una vez terminadas las fases de desconfinamiento, ¿cómo valoras la adaptación del funcionamiento del tejido asociativo y de servicios como los centros de ocupacionales y UEDscon la denominada “nueva normalidad”?
El tejido asociativo ha mantenido el tipo durante este tiempo atendiendo a sus asociados de forma telemática aunque también es cierto que se ha visto sorprendido por esta situación que ha dejado patente la existencia de una brecha digital importante.
En cuanto a los centros ocupacionales y UED sestá siendo progresiva. En concreto, esta semana han comenzado la vuelta a la “nueva normalidad” que, a pesar de estar regulada con decretos publicados hace unos días, la realidad está planteando muchas dudas sobre cómo debe retomarse la actividad en estos centros para ofrecer máximas garantías para las personas usuarias. Cuestiones como el transporte, el mantenimiento de la distancia social, etc….
Deben ser resueltas de manera que tanto profesionales, familias y usuarios estén debidamente protegidos. Por otro lado, el diseño de un nuevo modelo de atención basado en premisas sanitarias y la necesidad de implementar los equipos de protección necesarios tiene una influencia sobre los costes del servicio que debe ser resuelta para darle viabilidad a los mismos. Todo ello nos aboca a una vuelta gradual a la actividad sin un horizonte temporal claro sobre cuando pueden estar funcionando estos dispositivos al cien por cien de su capacidad asistencial.
Desde el punto de vista sanitario, ¿cuál es la principal demanda que hacéis a las distintas administraciones para mantener la atención residencial con todas las garantías tras la experiencia de la pandemia y de cara a posibles rebrotes? ¿Cómo estáis de equipos de protección?
Dentro de los distintos dispositivos de atención a las personas con discapacidad existen desde FEGADI COCEMFE hay uno que ha quedado claramente en evidencia con esta pandemia y son las residencias para gravemente afectados “RGA”. Nuestras residencias han evolucionado durante los últimos años a un modelo sociosanitario, las personas usuarias en los último tiempos han sido incluso derivadas de centros hospitalarios, de manera que las iniciales necesidades asistenciales se han implementado con otras nuevas sanitarias para las que evidentemente no hemos dispuesto de los recursos necesarios. Es por ello que el modelo debe ser analizado a fondo para dimensionarlo adecuadamente al perfil y necesidades de las personas a las que atiende.
Para terminar nos gustaría que nos aportara alguna idea sobre cómo debe ir caminando el tejido asociativo tras la experiencia de estos meses. ¿Cuáles son los principales retos que afronta Fegadi?
El movimiento asociativo debe trabajar en mejorar su financiación sin descartar tanto la vía pública como la privada. Situaciones como la que estamos viviendo pone de manifiesto que sólo pueden hacerle frente adecuadamente las entidades que cuentan con el suficiente músculo financiero para ello. Hemos vuelto a asistir una vez más al cierre de entidades, con la consiguiente pérdida de servicios y derechos de las personas que en ellas se integran, como única solución a una crisis que ha vuelto a poner de manifiesto las debilidades del sector.
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