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Jerez

Mucho más que bodegas...

Los fondos ITI van a destinar 6,8 millones de euros a proyectos ligados al enoturismo en cuatro comarcas de la provincia

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La provincia de Cádiz, de la mano de las bodegas del Marco de Jerez, es pionera en la apuesta por el turismo enológico, ya que fueron sus bodegas las que, hace prácticamente medio siglo, decidieron abrir sus puertas a los visitantes para añadir “a la tradicional hospitalidad de la zona, un alto nivel de profesionalidad en la satisfacción de las necesidades de unos visitantes cada vez más numerosos”, como resaltan desde el Consejo Regulador, impulsor asimismo, hace ya poco más de una década, de las primeras Rutas del Vino y Brandy del Marco. Gracias a aquella apuesta iniciada en la década de los años sesenta del siglo pasado, las bodegas de Jerez se han convertido en la actualidad en las más visitadas de Europa, atrayendo cada año a algo más de 400.000 (eno)turistas, y se han convertido en todo un ejemplo para las bodegas que han ido surgiendo, no sólo en el Marco, sino en el conjunto de la provincia, a la hora de ampliar sus alicientes, lo que, por otro lado, viene a realzar de nuevo la necesidad de la complementariedad de la oferta turística  a partir de los numerosos atractivos con que contamos a nuestro alrededor para potenciar aún más la llegada de nuevos visitantes: nuestras playas, nuestras fiestas, la Sierra, los parques naturales, las ciudades monumentales y, por supuesto, nuestros vinos.

En este sentido, la oferta enoturística ha estado centrado hasta ahora en las visitas a las bodegas, donde además de conocer sus instalaciones, se explican los peculiares métodos de elaboración de cada uno de los vinos, la historia de cada una de las firmas, su expansión por el mundo, así como las nuevas posibilidades que han surgido de la mano de los maridajes gastronómicos o la comercialización de joyas enológicas. Sin embargo, toda esa oferta, pese a su atractivo, resulta incompleta de cara al turista más exigente, y el enoturista lo es. La respuesta pasa por la apertura del viñedo a los visitantes.
A este respecto, la provincia de Cádiz está a punto de aprovechar una oportunidad única de la mano de los fondos ITI (Iniciativa Territorial Integrada), que contemplan una inversión de 6,8 millones de euros para proyectos de enoturismo ligados a las viñas que den respuesta a las nuevas demandas que el enoturista de calidad trae consigo. De ese total, 4,29 millones de euros corresponden a la campiña de Jerez; 1,87 millones a la zona de la Costa Noroeste; 345.933 euros al Litoral de la Janda; y 290.465 a la Sierra de Cádiz.

Obviamente, la parte más importante de los fondos se destinan a las dos zonas con mayor extensión de viñas de la provincia, aunque el espíritu y el objetivo es el mismo para todas: fomentar el desarrollo rural y proyectar aún más las excelencias de nuestras bodegas. Uno de los proyectos más avanzados al respecto es el de la creación de una ruta enoturística de más de 25 kilómetros a través de las viñas existentes entre Jerez y El Puerto de Santa María.

“Aprovechar el enoturismo es una asignatura que tenemos pendiente, por eso esta ruta es una oportunidad, no sólo para invertir en el arreglo de carriles o en señalética, sino para mostrar el valor del patrimonio y de la historia de las viñas, en un tiempo en el que los consumidores no sólo quieren probar los vinos, sino conocer más sobre su origen”. Son manifestaciones del delegado territorial de Agricultura, José Manuel Miranda, quien resalta que “éstas y otras inversiones son oportunidades que hay que aprovechar al máximo para optimizar el desarrollo rural, fomentando también la sostenibilidad, la innovación y el respeto al medio ambiente”.

De hecho, hasta la llegada de estos fondos ITI ya ha habido empresas que han optado a otro tipo de ayudas europeas de programas de desarrollo rural con los que han impulsado proyectos ligados al enoturismo, como ha ocurrido con la Viña Santa Petronila, las Bodegas Forlong y las Bodegas Luis Pérez.

La Viña Santa Petronila está situada en la mejor zona vinícola del Jerez Superior, con las mejores vistas al Pago de Macharnudo. Alberga la “bodega de Jerez más pequeña del mundo”, y una Casa Viña, anterior a 1737, habilitada como alojamiento y para realizar reuniones, bodas, eventos y celebraciones en un entorno exclusivo.

La Bodega Forlong, ubicada en El Puerto de Santa María, es un proyecto llevado a cabo por dos jóvenes emprendedores enamorados del vino que han dado vida a una pequeña bodega dedicada a la producción de vinos de alta calidad elaborados de forma totalmente artesanal y ecológica.
Por su parte, Bodegas Luis Pérez, reconocida hoy día por sus excelentes vinos tintos de autor, inició su experiencia en 2002 bajo un proyecto familiar en la finca Hacienda Vistahermosa. Además de su centro de interpretación del viñedo, la empresa restauró el caserío de la finca, que data de 1844, y que posee tres salones interiores y acoge numerosos eventos a lo largo del año.

La nueva ruta enoturística
El punto de partida planteado para la futura ruta enoturística entre Jerez y El Puerto se encuentra en la Viña La Canariera de González Byass, desde cuyo Pago del Carrascal parte un proyecto de enoturismo de viñas, bodegas, lagares y casas que están unidas por caminos rurales, vías pecuarias y carreteras hasta llegar al Pago de Balbaina de El Puerto.

Desde La Canariera, ubicada en el Pago de Carrascal, la ruta seguirá por Marchanudo, Corchuelo y Añina hasta llegar a Balbaina. En la mente de todos los implicados en el proyecto se encuentran los ejemplos vivos de La Rioja, el Valle de Napa de California, o la Toscana italiana, que cuentan con proyectos similares que ofertan visitas a complejos de bodegas, viñas, hospedaje en casas de viñas, deporte y gastronomía. “Las bodegas  de Jerez han centrado el tema turístico en las visitas a las propias bodegas y ya es hora de abrirse al viñedo, al campo, como existe en otras partes del mundo”, reivindica Salvador Guimerá, director de producción de La Canariera.

Para hacer realidad el proyecto, los  técnicos del Grupo de Desarrollo Rural de la Campiña llevan tiempo estudiando las opciones en colaboración con la Junta, el Consejo Regulador y los propietarios de los viñedos y lagares. “Ya hay un trabajo previo, ha habido reuniones y mesas de trabajo. Hay que definir bien la ruta y los caminos.  Es imprescindible un trabajo previo para ver qué rutas son las más factibles y mejor se adaptan”. La presidenta del GDR, Carmen Collado, ha realizado asimismo un llamamiento a la participación “para que cuando se abra la ventanilla tengamos que hacer un gran esfuerzo para seleccionar los proyectos. Queremos que se cree empleo y riqueza para esta zona, que es muy necesario”. El objetivo es que antes del próximo verano se cuente ya con la ventanilla de atención a los interesados para que empiecen a presentar sus proyectos de cara al proceso de selección y adjudicación de los fondos.

“El turismo de bodega está consolidado -recalca José Manuel Miranda-. Queremos dar un salto para ofrecer mucho más porque tenemos un patrimonio en las casas de viñas que hay poner en valor. Las consejerías de Agricultura y Medio Ambiente consideran muy importante poner estos fondos a disposición de bodegueros para recuperar este patrimonio y para que se cuente la historia y el origen de nuestros vinos”. Un tipo de turista “consumidor  exigente que quiere conocer la raíces y el origen los procesos de maduración y tipos de uva. Es un modelo de turismo que ya está en otros territorios del mundo, un turismo que funciona”, apostilla.

El perfil del enoturista
La Asociación Española de Ciudades del Vino (Acevin) elabora cada año un informe sobre la demanda del turismo del vino que permite esbozar un retrato o perfil del enoturista que visita las bodegas de nuestro país. Los resultados de ese estudio no vienen sino a reforzar la necesidad de incrementar la oferta que realizan las bodegas de nuestra provincia para satisfacer sus expectativas; entre otros motivos porque la media de gasto del enoturista se encuentra muy por encima de la del turista convencional.

Según el último informe de Acevin, la estancia media del enoturista en las rutas del vino es de 2,19 días , lo que constata que el enoturismo se sigue comportando como una modalidad turística de escapada, un producto asociado a fines de semana y puentes. También sigue siendo un turismo de proximidad, como arrojan los datos relativos a las pernoctaciones, en donde un 54,40% pernoctan y un 44,60% no lo hacen. Aunque hay un equilibrio en estos porcentajes, es de destacar el aumento en más de un 5% en los turistas que pernoctan.

El gasto económico del enoturista vuelve a sobrepasar el nivel de la media del turista nacional o internacional. El gasto medio total diario del enoturista asciende a 144,34 euros, un 7,73% más que el arrojado por el estudio anterior. Así, si consideramos los 2,19 días de media de duración del viaje, el gasto medio total en un viaje de enoturismo sería de 316,10 euros por persona. Además, sigue siendo una modalidad turística que habitualmente se realiza en pareja.
Además, los principales factores de atracción a una ruta del vino son sus vinos, sus bodegas y su gastronomía: el 37,6% de los encuestados asegura realizar el viaje motivado directamente por la cultura del vino.

Jerez, por cierto, es una de las ciudades españolas que forma parte de Acevin. Su Ruta del Vino y del Brandy fue incluida el pasado año por la Junta en el programa Andalucía, paisajes con sabor, lo que viene a subrayar el hecho de que “es un modelo a seguir por otras rutas”, como resalta el director del Consejo Regulador, César Saldaña. Además de seguir su ejemplo, tenemos al enoturista como inspiración. n

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