Hola, somos vuestras vecinas y estos días no tendremos universidad por la situación del coronavirus. Si eres mayor o tienes una enfermedad y no puedes ir a hacer la compra, llámanos y la haremos por ti. Si tienes niños/as y no tienes quien se haga cargo de ellos, estamos disponibles para ayudarte en lo que podamos. ¡En estas situaciones toda ayuda es buena! MUCHO ÁNIMO. Nos podéis encontrar en el 7ºH”. Este mensaje escrito a mano en un folio lo colgaron el pasado viernes unas jóvenes estudiantes en un bloque de pisos de la ciudad de Cádiz. Horas después, al lado del 7ºH, otros vecinos escribieron: “Y en el 6ºG”.
Es un ejemplo de los miles de solidaridad de una sociedad, la andaluza, que está reaccionando mayormente con responsabilidad y serenidad ante una situación inédita con desarrollo y desenlace inciertos. El miedo a lo desconocido y el comportamiento responsable no sólo ha llevado a la Junta y ayuntamientos a seguir a pie juntillas todas las indicaciones y recomendaciones del Gobierno central, sino que ha mostrado la mejor versión ciudadana que tenemos como pueblo. Muchos bares, comercios, hermandades, hoteles y empresas de todo tipo han acordado cerrar, suspender o rebajar su actividad por el impacto de una epidemia que nos ha cambiado la vida en solo unas semanas.
Son innumerables los gestos y demostraciones superlativas de responsabilidad de pymes y particulares, como academias de enseñanza online que ofrecen sus talleres gratuitos por internet a los chicos y chicas andaluces que durante 15 días no van a ir a las clases de sus colegios e institutos. Antes del cierre obligatorio o recomendación de cierre de la hostelería, muchos bares dieron el paso y chaparon.
Con todo, aunque no ha sido unánime este comportamiento, reconforta aún más ante la frivolidad de una mínima parte de la población que ha seguido actuando como si nada ocurriese, y ante la soberana irresponsabilidad de decenas de miles de madrileños que, en estampida, han huido literalmente de la capital de España -entre ellos, el ex presidente Aznar- para refugiarse en sus segundas residencias en las zonas de costa donde para mayor desconcierto de las autoridades locales se han comportado como si estuvieran de vacaciones en verano: llenando a rebosar restaurantes, comprando en manadas en supermercados e incluso disfrutando masivamente en las playas para disfrutar del tiempo primaveral que nos ha acompañado en Andalucía estos últimos días. En pocas horas, consistorios y hosteleros volvieron a dar otra lección: cerraron playas y establecimientos para ‘invitarles’ a que se queden en sus casas, como están haciendo la gran mayoría de andaluces.