¿Qué hay frente a los tsunamis infectos de bulos, frente a las máquinas perfectamente engrasadas de esparcir mentiras putrefactas, frente a los francotiradores contratados como sicarios para eliminar al adversario, frente a la intoxicación inmisericorde que persigue crispar y polarizar la sociedad y frente a vertidos que arrastran toneladas de propaganda, odio y rencor para desestabilizar al Gobierno central en pleno estado de alarma? Pues en Andalucía, prácticamente nada. Un insuficiente tuit, un comunicado de prensa sin alcance o una declaración de 30 segundos sin apenas difusión.
Frente a la destreza que han adquirido algunos partidos políticos y gobiernos autonómicos en convertir al presidente Pedro Sánchez en el enemigo público número uno de este país, en el mayor inepto, delincuente, golpista, asesino e incluso genocida de ancianos que ha conocido la historia reciente de España, abunda el silencio de quienes deberían contrarrestar tan mayúsculo y, en ocasiones, inmoral bombardeo por redes sociales y declaraciones públicas.
Les garantizo que no tengo ningún interés en avalar a Sánchez de sus sonados errores y de otros que le adjudican de manera espuria, pero sorprende que no los defiendan los suyos, que no tenga una respuesta contundente de la Delegación del Gobierno en Andalucía y del PSOE andaluz. Ahora bien, no es justo situar a ambos en el mismo escalón de responsabilidades. Los socialistas andaluces, ahora en sintonía con Moncloa y Ferraz, defienden la gestión del Ejecutivo nacional en cada comparecencia de sus dirigentes, pero sin mucho acierto o predicamento en los medios de comunicación y, lo que es peor, en la sociedad andaluza. Echo en falta también el mensaje de ministros -al menos los andaluces- que trasladen la gestión gubernamental a la ciudadanía, aunque les exime el poco tiempo que les debe quedar tras gestionar tan descomunal infierno. ´
Con todo, el mayor pecado, difícilmente explicable, es la ausencia de la Delegación del Gobierno en Andalucía que se limita desde que estalló la pandemia, en materia de comunicación, a enviar cada viernes un vídeo de su nueva titular anunciando mano dura contra quienes vayan a segundas residencias en la costa, o días atrás para destacar la percepción extraordinaria que recibieron decenas de miles de autónomos, aunque valorase más a los funcionarios que tramitan esas ayudas que a las ayudas en sí. Ni entrevistas ni comparecencias de prensa. Así que a Sánchez, con razón o sin razón, nadie le defiende de los cañonazos que recibe a diario en Andalucía. Tanto que muchos socialistas reconocen ya abiertamente la oportunidad perdida en la Plaza de España.
