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Cádiz

Camino del destierro. Unamuno en Cádiz 1924

En el presente artículo trataremos la escasamente conocida estancia de D. Miguel de Unamuno en Cádiz en febrero de 1924 cuando iba camino de su destierro

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Camino del destierro. Unamuno en Cádiz 1924

Camino del destierro. Unamuno en Cádiz 1924

  • Miguel se hospedó en el Hotel Suizo, en la Calle Duque de Tetuán (así llamada en el callejero gaditano la Calle Ancha en 1924
  • Primo de Rivera destituye a Unamuno de su Cátedra y de sus cargos de Decano en la Universidad de Salamanca de la Facultad de Filosofía y Letras
  • Finalmente, el día 28 de febrero, zarpó del puerto de Cádiz a bordo de dicho barco, el Atalante

En el presente artículo trataremos la escasamente conocida estancia de D. Miguel de Unamuno en Cádiz en febrero de 1924 tras sus críticas al dictador  D. Miguel Primo de Rivera, y al rey Alfonso XIII,  lo que motivó su destierro a la Isla de Fuerteventura en el archipiélago de Canarias. Tenía en ese momento casi 60 años. Unamuno sólo portó a su destierro tres libros:  un ejemplar del Nuevo Testamento en su original griego, las Poesías de Leopardi y la Divina Comedia.  

A decir verdad, no era la primera visita de Unamuno a la capital gaditana. Ya en 1910 había viajado a la ciudad de Cádiz, visitando la Facultad de Medicina (dependiente entonces de la Universidad de Sevilla) , el Hospital de Mora, las obras de Zurbarán en el Museo, así como la playa de la Caleta,

Unos años antes, en 1918, otro escritor de la Generación del 98, Pío Baroja,  escribía en su obra Las Horas Solitarias (Notas de un aprendiz de Psicólogo) como un vasco no podía sentirse extraño en la Tacita de Plata: “(…) Sevilla es una ciudad armónica, completa, y en Cádiz hay para un vascongado la relación del mismo mar. Todavía quedan nombres vascos en las calles y en las muestras de los almacenes gaditanos.” (Lo cierto es que Cádiz ha tenido una gran vinculación con el País Vasco y Navarra. A modo de ejemplo la heráldica de estos territorios en la Catedral Vieja y en el Convento de San Agustín). 

A decir verdad,  no era la primera visita de Unamuno a la capital gaditana. Ya en 1910 había viajado a  la ciudad de Cádiz, visitando la Facultad de Medicina (dependiente entonces de la Universidad de Sevilla) , el Hospital de Mora, las obras de Zurbarán en el Museo, así como la playa de la Caleta,  antes de embarcar hacia las Islas Canarias, un viaje que volverá a repetir catorce años más tarde.

1.De Salamanca a Cádiz 

¿Cuáles fueron los motivos de la estancia de Unamuno en Cádiz? Repasemos los hechos.  El  miércoles 20 de febrero de 1924 el Directorio Militar de Miguel Primo de Rivera destituye a D. Miguel de Unamuno de su Cátedra y de sus cargos de Decano de la Facultad de Filosofía y Letras y Vicerrector de la Universidad de Salamanca 

«El Gobierno ha resuelto clausurar el Ateneo de Madrid, destituir de su puesto y cátedra a D. Miguel Unamuno y desterrarle, así como a D. Rodrigo Soriano. La primera medida está fundada en la contumacia y tenacidad con que la citada Sociedad, separándose de sus fines, y aun contra la voluntad de gran número de sus socios, viene dedicándose a hacer política estridente y perturbadora; la segunda, en que no es tolerable que un catedrático, ausentándose continuamente de su cátedra y fuera de su misión, ande haciendo propagandas disolventes y desacreditando de continuo a los representantes del Poder y al propio Soberano, que tan benévola y noble acogida le dispensó en su Palacio. Las otras dos medidas serán aplicadas a cuantos, sin templanza ni razón, se dediquen a soliviantar pasiones y a propalar calumnias, pues el Gobierno está decidido a gobernar, y cree que gobernar es esto; otra cosa sería dejar caer en la abyección al Poder público.  

El expediente gubernativo del destierro-hallado por casualidad en el años 2012- puede consultarse en el Archivo Histórico Provincial de Salamanca. Valentín del Barco recoge que tras finalizar su última clase D, Miguel de Unamuno salió el 21 de febrero en tren  para Madrid. Al llegar de madrugada a la Villa y Corte,  con tres horas de retraso, pernoctó una noche en el Hotel Imperial. El Directorio tenía pensado evitar Madrid para evitar manifestaciones de apoyo al escritor pero finalmente se optó por este camino para llegar a Cádiz y luego embarcar a Canarias.  

EL 22 de febrero, a las 10:00 h, tomó  el tren en la Estación del Norte en Madrid viajando desde Madrid a Sevilla,  acompañado por policías. Por una carta de Dª Paz, mujer de D. Demófilo de Buen y Lozano, a la esposa de Unamuno, Dª Concepción Lizárraga, sabemos que estuvo en su casa en la capital hispalense camino de Cádiz. Dicha misiva está datada el sábado 23 de febrero de 1924 y se encuentra citada  en el estudio realizado Inés Alonso, Ana Chaguaceda y Pilar Martín titulado  «Correspondencia recibida por los familiares de D. Miguel de Unamuno” publicado en el año 2002 en  el número 37 de la revista Cuadernos de la  Cátedra Miguel de Unamuno.  

Desde Sevilla marchó a Cádiz el 23 de febrero, coincidiendo en el tren con   el gobernador civil de la capital gaditana.  Leyendo su diario personal podemos conocer la actitud de Unamuno en Cádiz  ante las autoridades que decretaron su destierro:   “Y en llegando a Cádiz manifesté que tenía trazado un plan, consistente en no huir. no preguntar las razones o sinrazones de la medida tomada contra mí y no pagar gasto alguno. Y así lo cumplí. En los ocho días que estuve en Cádiz confinado en un pequeño hotel, no recibí más que una sola visita ( ...)” 

Camino del destierro. Unamuno en Cádiz 1924

2. Su estancia en Cádiz 

¿Dónde residió Unamuno en Cádiz? D. Miguel se hospedó en el Hotel Suizo, en la Calle Duque de Tetuán (así llamada en el callejero gaditano la Calle Ancha en 1924. Durante estos días estuvo vigilado por la policía.  Ricardo Senabre publicó  ensu voz sobre Unanumo en  el Diccionario de la Real Academia de la Historia como  en Cádiz el escritor recibió a un enviado del General  Severiano Martínez Anido que le ofreció el indulto a cambio de una retractación pública. Unamuno rechazó el ofrecimiento. “(…)Fue, de seguro, a ver si hallaba resquicio para entablar el arreglo. Porque ya para entonces los tiranuelos se habían dado cuenta de su torpeza y buscaban, como en lo del Marqués de Cortina, la componenda” 

Según Valentín del Arco este enviado era Miguel de Maeztu, hermano de Ramiro de Maeztu. El Marqués de Cortina, arriba citado por D. Miguel, era D. José Gómez-Acebo y Cortina, III Marqués de Cortina, antiguo ministro de Alfonso XIII (del Partido Liberal) y desterrado también Fuerteventura al igual que Unamuno y Soriano por el Directorio de Primo de Rivera.  

 Lo cierto es que D. Miguel de Unamuno era consciente de su reputación y fama internacional. Fueron múltiples las manifestaciones de apoyo a Unamuno en Europa y América. Escritores-entre otros muchos- como el italiano Gabriele D'Annunzio (1863-1938) mostraron su apoyo al autor de San Manuel Bueno, Mártir.Decía Unamuno sobre la repercusión internacional del asunto de su destierro lo que sigue: 

“(…)Y es que son tan brutos, han vivido tan al margen de la vida cultural de España, que era y sigue siendo posible que un español se haga, como me he hecho yo una reputación mundial, adquiera autoridad en todo el mundo civilizado y aún más allá de los países de lengua española, sin que ellos se enteren. Reputación que sigo acreciendo y agrandando con el fin principal de emplear la autoridad moral e intelectual así adquirida en libertar a mi patria de la más abyecta, rapaz y embrutecedora tiranía ” 

En Cádiz coincide con el escritor y ex diputado D. Rodrigo Soriano, -el cuál no le caía muy bien a nuestro escritor- que también había sido desterrado  por el Directorio Militar de Primo de Rivera a Fuerteventura. Cuando se pueden entrevistar a solas, el político le dice a D. Miguel que hay que trazar un plan de acción, para obrar de acuerdo ...  

Unamuno responderá a Rodrigo Soriano claramente sobre su plan de acción frente a la autoridad que lo desterraba: “-No, el mío está ya hecho. Ni pregunto por qué me deportan, ni huyo, que es lo que querrían, ni pago” 

Durante esta estancia en Cádiz esperando el barco hacia su destierro en isla de Fuerteventura, los policías quisieron ahorrarle su custodia, pero sólo bajo palabra de honor de caballero de Unamuno, a lo que el genial escritor y filósofo respondió: “No puedo dar palabra de caballero, porque soy un hombre honrado a pie, un peatón.”  

En su Diario, con fecha de 25 de febrero, nos dice: “(…)Confinado en el Hotel Suizo. Mi plan. No prosigo con mi dinero; el Marqués de Cortina millonario. En prenda gran cruz . Carta de Echevarrieta y mi contestación. Don Juan Aldecoa; le entrego 2700 pesetas quedándome con 150 y la gran cruz. Visitas en Cádiz; los dos capellanes de la Armada. Un policía me  informa de la mala vida de Cádiz”.

Camino del destierro. Unamuno en Cádiz 1924

Esta Gran Cruz que menciona en su Diario es la Gran Cruz de Alfonso XII que  le había sido concedida por el rey Alfonso XIIIen 1905. Recogemos la simpática anécdota que protagonizó el escritor, al recibirla, agradeciendo al rey la distinción “Me siento muy orgulloso de esta distinción que me concede y que verdaderamente merezco“.  El rey, asombrado, le contestó “vaya, normalmente los premiados me suelen decir que no son merecedores de este premio“. Unamuno respondió a Su Majestad“ es que, efectivamente, los otros premiados no lo merecían“. 

Lo recogido en el Diario de Unamuno concuerda con lo que nos dice el mencionado D.  Juan Aldecoa, -también vasco, y director de los Astilleros de Cádiz- en su propio Diario sobre este encuentro con el famoso escritor en el Hotel Suizo:   “(…)Por la mañana he estado en el Hotel Suizo (Duque de Tetuán 33 Cádiz) llamado por el Sr. Don Miguel Unamuno (que está allí de paso para su deportación a Canarias) y me ha entregado en depósito un sobre conteniendo 2.700 pesetas (dos mil setecientas), contra un recibo que poco más o menos dice: ‘He recibido de Don Miguel Unamuno en calidad de depósito la cantidad de dos mil setecientas pesetas (2700) que están a su disposición a la vista. Cádiz 25 de febrero de 1924. Firmado’.” 

Camino del destierro. Unamuno en Cádiz 1924

Recordemos que Aldecoa era hombre de confianza de Horacio Echevarrieta (1870-1963), empresario vasco, propietario de los Astilleros Echevarrieta-Larrinaga, que según recoge Valentín del Arco y Arturo Aldecoa escribió varios telegramas a Unamuno ofreciendo ayuda y seguridad  económica tanto para él como para su familia.  

Encontramos en su diario otras impresiones sobre nuestra ciudad como por ejemplo: “La calle Ancha no ancha”. Se pregunta igualmente por el tiempo de su reclusión ¿Cuánto tiempo me tendrán preso? . También aparecen  citados personas de Cádiz a los que hacía años que conocía como por ejemplo “Don Leonardo Rodrigo  con su hijo”. Como recoge el Dr. Francisco Herrera en su obra Gavilla de médicos gaditanos Leonardo Rodrigo (1867-1950) fue Presidente del Colegio de Médicos de Cádiz -entre 1927 a 1930- y entre 1934 a 1936, así como Presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz entre los años 1926 y 1937. También fue Catedrático de Fisiología de la Facultad de Medicina en Cádiz, decano de dicha Facultad. En cuanto a su hijo, Pedro Rodrigo(1904-1947), también médico, fue Catedrático de Patología Médica y falleció en la Explosión de Cádiz de 1947 como recoge José Antonio Aparicio. 

Son interesantes las descripciones que aporta Unamuno  de Cádiz desde su Hotel, en la actualidad “Cafetería Granier" en la Calle Ancha, nº 33, desde los que divisa los municipios de la Bahía de Cádiz destacando el color, como de plata, del Océano Atlántico en nuestras costas.  “(…)Descubro la azotea el océano de plata. Tomar sol. Rota, Puerto Santa María, Puerto Real, San Fernando, Catedral, plata océano No se ve un perro por la calle. En el balcón. Un negro; uno con aspecto de mendigo que se queda contemplando el escaparate de una relojería”.

Camino del destierro. Unamuno en Cádiz 1924

 

La joyería a la que hace referencia Unamuno  en su Diario la Joyería  Prevost, estaba situada junto a su Hotel-Prisión, donde en la actualidad se encuentra una tienda de ropa llamada “Lluch”. También menciona a los hijos D. Manuel Rodríguez Piñero (1872-1929), diputado,el gran krausista gaditano que ha sido estudiado por Fernando Orgambides -en su libro La causa republicana en el Cádiz de la Restauración: Manuel Rodríguez Piñero (1872-1929)- a los que les hace y les lanza una pajarita:  “(…)La hija. La hermanita del dibujante que estudia Historia de España –resultan hijos de Rodríguez Piñero– con un libro me sonríe enseñando dientes muy blancos. Les hago pajarita con Hoja oficial y se la echo con una piedra ... “A mis amiguitos de la azotea” Una pobre planta rastrera como otras que nace entre las junturas de los ladrillos del piso lo único vivo conmigo, en la azotea. Al sol, Marcos XIV.” 

Camino del destierro. Unamuno en Cádiz 1924

Sus días  en el Hotel Suizo fueron una estancia como él mismo dice de confinamiento, su“Hotel-Prisión”. En una carta escrita desde París, en septiembre de 1924,  a su hijo Fernando, meses más tarde de su paso por Cádiz, explicaba a su hijo como durante su estancia en Cádiz, la policía pedía los nombres de los que venían a visitarle, consiguiendo por este método espantar a muchos:  “(…)Era como cuando en Cádiz pedían los nombres a los que venían a verme y consiguieron espantar a muchos. Es el procedimiento de la mala bestia de Anido que es el que sostiene este tinglado.” 

3. De Cádiz a Fuerteventura y de Fuerteventura a París 

En el libro Cartas del destierro” Entre el odio y el amor. 1924-1930 aparece recogida una carta que escribió desde Las Palmas de Gran Canaria el 6 de marzo a su esposa Concha e hijos. En esta misiva les cuenta como el Comisario de Policía de nuestra ciudad fue al anochecer a decirle que fuera a dormir a bordo del buque Atlante que había de llevarle a Tenerife.  

Finalmente, el día 28 de febrero, zarpó del puerto de Cádiz a bordo de dicho barco, el Atalante. Así lo recoge en su Diario el propio Unamuno: “Día 28. Anoche me llevaron a bordo. Con militares”. El Diario El Sol recoge en su edición del 29 de febrero que el vapor Atlante comenzó su viaje a las Islas Canarias el 28 de febrero a las 12:00 h “con los señores Unamuno y Soriano, quienes embarcaron anoche” (la noche del 27 al 28 de febrero).

Tras zarpar del puerto gaditano, atracaron en Tenerife, trasladándose desde allí a Las Palmas de Gran Canarias y por último a su destino final en la isla de Fuerteventura donde arribaron el 10 de marzo. Como es sabido Unamuno permanecerá en esta ínsula canaria hasta el 9 de julio en que, junto a su compañero de destierro Rodrigo Soriano,  fueron sacados por el bergantín goleta L’Aiglon estableciéndose en Francia hasta su regreso a España tras la caída de Primo de Rivera en 1930. Para conocer esta época recomendamos al lector los estudios de Valentín del Arco titulados Unamuno frente a Primo de Rivera: De Salamanca al exilio, 1923-1924, el de Manuel Urrutia León titulado “El destierro 1924-1931) publicado en 1995 en la revista Cuadernos de la  Cátedra Miguel de Unamuno y  ”Cartas del destierro” Entre el odio y el amor. 1924-1930. Estudio realizado por Colette y Jean Claude Rabaté.  

Imprescindible también, el estudio de Sebastián de la Nuez “Apuntes de Unamuno para la redacción de su diario del destierro de Fuerteventura”, en IX Jornadas de estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, Tomo II, Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura, Excmo. Cabildo Insular de Lanzarote, Puerto del Rosario, 2000, p. 513-522 y  la tesis doctoral de Antonio Bruno Pérez Alemán Hacia la cristalización de un signo cultural canario: Miguel de Unamuno. (Relato de una palinodia.) defendida en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria bajo la dirección del Dr Eugenio Padorno, que analizan el Diario íntimo del Destierro de Unamuno que se conserva en la Casa-Museo del escritor (CMU) en Salamanca.  

Sería conveniente recordar su estancia  en Cádiz con una placa conmemorativa en el edificio en el que estuvo el Hotel Suizo, su Hotel-Prisión, dedicada al insigne escritor  de la Generación del 98, al igual  que  tienen otras ciudades de España como Puerto del Rosario, en la isla de Fuerteventura (Canarias) y en Francia,   París y Hendaya (municipios galos estos últimos donde Unamuno residió durante su destierro entre 1924 y 1930). Esperemos que pronto podamos ver esta placa conmemorativa en su lugar en la Calle Ancha número 33. 

Camino del destierro. Unamuno en Cádiz 1924

 

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