Un pregón cargado de ritmo, sensaciones y palabras para hacer un alegato “a las cosas preciosas que tiene Huelva y que pasan desapercibidas”.
El Gran Teatro fue el escenario para que Sugrañes hiciera “el pregón que define a la ciudad de Huelva, sus señas de identidad”. El pasodoble en honor a Miguel Baez Litri sirvió de preámbulo a la poesía de Sugrañes, que, partiendo del barrio de san Sebastián empezó a pasear por los lugares bellas de la capital onubense: palabras para el conquero; momentos para la Ría; emoción para la Plaza de San Pedro, “lugar que marca el latir de la historia de la ciudad. Reivindico espacios olvidados como la plaza de San Pedro, los cabezos o las Colombinas en la Ría.”... Huelva en sus palabras, con la fe cristiana como hilo conductor de un discurso cargado de onubensismo, bien estructurado en el ritmo y que supo mantener la atención del auditorio presente el Gran Teatro onubense. “Este pregón es para mí una crónica que nace en el tiempo vivido en la Hermandad de Estudiantes y de la mano de Huelva recorro los rincones más sentidos del ayer y el hoy, en un discurso castizo y onubensista, porque siempre he entendido que este es el pregón de Huelva, el de su identidad. Por eso he hecho un pregón a San Sebastián y a Huelva.
Tras una introducción de amor a Huelva, recorrió todas las fiestas religiosas de la ciudad que marcan nuestro calendario festivo para llegar a San Sebastián, principio de todo y guardián de esa fe”. Un canto a la ciudad de Huelva; un recorrido por sus fiestas religiosas, un recuerdo “a la ciudad del ayer y a la ciudad de hoy”, y, sobre todo, un homenaje sentido y reflexivo al barrio de San Sebastián , “un barrio que ha cambiado para mejor”. Sugrañes pasea por Huelva y da pie a que sus habitantes vivan las patronales.