El festejo fue presidido por Andrés Marín , quien estuvo muy generoso concediéndole oreja y dos orejas a cada uno de los caballeros rejoneadores Javier Cano, Antonio D’Almeida, Joao Ribeiro Telles y donde, por cierto, la banda de música municipal cada día sonó mejor, teniendo un excelente repertorio de pasodobles taurinos. Por su parte, la reina y su corte de damas de honor presenciaron, como es habitual, el festejo desde el palco.
Rejoneadores
Javier Cano abrió plaza con el número 56, de nombre Limpio, estando aseado en los diferentes tercios de la faena. Al acertar con el segundo rejón de muerte le fue concedida la oreja. Con su segundo, lidiado en cuarto lugar, de nombre Honduloso, toro que de salida salió distraido pero al sentir el primer rejón de castigo le brotó la bravura y la raza que llevaba. Tanto el toro como el rejoneador estuvieron cumbres, siéndole concedidas las dos orejas.
Antonio D’Almeida, a Bigotitos, de número 53, lo paró excelente con un caballo tordo colocándole los rejones de castigo. Cambió de cabalgadura, y con un precioso castaño, le colocó las banderillas tanto largas como cortas y las rosas, siendo muy aplaudio y cortándole una oreja. En su segundo, lidiado en quinto lugar y de nombre Limpiosito, de núnero 54, lo enceló colocándole los rejones de castigo, empleándole el De la Maza. D’Almeida, que estuvo excelente, logró cortarle las dos orejas.
Joao Ribeiro Telles demostró una excelente doma a su extraordinaria cuadra, caballos que a Cochecito, de número 22, lo torearon con gran arte del rejoneo, cortándole una oreja. Cerró plaza y feria con Bigotero, marcado con el número 49, al que esperó en la misma puerta de chiqueros.
Pero Bigotero salió totalmente despistado y sin hacer caso al caballo, dejándose pegar los rejones de castigo, banderillas y el de muerte sin hacer absolutamente nada, manseando totalmente. Aún así, el presidente le concedió, por la gran exhibión que hizo el rejoneador de sus caballos las dos orejas.