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La tribuna de Viva Sevilla

Un Alcázar que vale un cuento

El Real Alcázar va a explotar algún día a causa de su explotación turística.

Un Alcázar que vale un cuento, es decir, un millón, aquella cantidad en que nuestros clásicos valoraban las cosas de mayor valor. Un millón de maravedíes, un millón de ducados, un millón de dólares, un millón de euros o un millón de lo que ustedes quieran: ese es el valor del Alcázar de Sevilla o de los Reales Alcázares de Sevilla, como dicen otros.


¿Valor o precio?  Porque ya sabemos lo que opina el necio. Patrimonio o producción, toda la cuestión es ésa. Porque parece que el Patrimonio o el Real Patrimonio o como quieran llamarle es algo que no se va a agotar nunca. Tenemos tanto que no importa que se deteriore, que se destruya o que lo restauremos o rehabilitemos o renovemos al gusto del arquitecto de turno.


A propósito  de la reciente  noticia se desgrana el comentario. Qué duda cabe que da grima ver a los pobres turistas haciendo una doble cola doble  -no es ninguna redundancia sino la pura realidad-  que llega, a veces, hasta la otra cola de los que esperan entrar en la Catedral,  para poder llegar alguna vez a las taquillas del Alcázar, dificultando el tránsito a los peatones que cruzan la Plaza del Triunfo. Pero, si se ha llegado al máximo de número de visitantes, si cada vez más se acerca al caso paradigmático de la Alhambra de Granada  ¿por qué razón no se gestiona una solicitud de entradas y unos turnos de pase como en el monumento nazarí?


Todo acontece en la batahola del crecimiento desmesurado del turismo en estos últimos años, en que precisamente se abre incluso los lunes  -“el día de descanso del monumento” que no descansa nunca-  porque a ello se unen también los saraos y celebraciones nocturnas  ¿Cuánto vale el Alcázar de Sevilla?  No sabemos cuánto vale aunque para el Ayuntamiento debe ser mucho.


La demolición  a realizar se justifica en función de la ampliación del espacio de recepción, aunque resulta dudoso que dada la masiva afluencia de turistas vaya a quedar vacía  la plaza anterior a la Puerta del León. Qué duda cabe que resultará interesantísimo ver la puerta cegada de la calle Miguel Mañara  para comprender el originario acceso en recodo hacia el Patio del León y el Patio de la Montería, una extraordinaria operación en la que se deberán sincronizar al unísono arqueólogo y arquitecto.


No conocemos el proyecto ni tampoco al arquitecto.  Sin embargo, aquí parece que las intervenciones arqueológicas van al compás del turismo.  A mayor incremento turístico, mayor producción arqueológica.  Patrimonio o producción, toda la cuestión es ésa. Para muchos. Otros piensan que el Patrimonio es algo a conservar y no a explotar.


El Real Alcázar de Sevilla, viejo monumento universal del que hace poco se celebraba su veinticinco aniversario como Patrimonio de la Humanidad, va a explotar algún día a causa de su explotación turística. En la Alhambra de Granada hace ya tiempo que se sigue una política de mantenimiento. Aquí, no lo sabemos.

Todavía recuerdo cuando al visitar hace muchos años la Sala Capitular de la Catedral de Westminster me calcé unas babuchas que ofrecían a los visitantes  para no pisar el suelo original. Aquí estamos aún muy lejos de esas exquisiteces. Nuestros nietos quizá no contemplen ya nunca más los azulejos y olambrillas del Alcázar.

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