Los franceses están muy mayoritariamente en contra de que el actual jefe del Estado, el socialista François Hollande, y su predecesor, el conservador Nicolas Sarkozy, vuelvan a presentarse a las elecciones presidenciales de 2017, hasta el punto de que un 74 % se oponen a cualquiera de esas dos candidaturas.
Tanto Hollande como Sarkozy coinciden igualmente en el porcentaje de los que sí querrían que volvieran a disputarse la presidencia, un 24 %, según los datos de una encuesta del instituto demoscópico Odoxa publicado este sábado por el diario Le Parisien.
El sondeo, elaborado para medir el nivel de rechazo a la actual clase política, muestra que las personas encuestadas también desaprueban la posibilidad de que en 2017 concurran otros conocidos líderes de los grandes partidos.
Solo se salva de esa demanda de renovación el antiguo primer ministro conservador Alain Juppé, alcalde de Burdeos, a quien el 56 % de las personas interrogadas les gustaría que se presentara a las presidenciales de 2017.
Por contra, un 85 % rechazan una candidatura de la exministra ecologista Cécile Duflot, un 76 % la del responsable del Partido de la Izquierda, Jean-Luc Mélenchon y solo apoyan una candidatura presidencial un 38 % para el actual primer ministro socialista, Manuel Valls, y un 37 % para Marine Le Pen, presidenta del Frente Nacional (FN).
La oposición a Marine Le Pen, cuyo partido fue el más votado en la primera vuelta de los comicios regionales de diciembre, tiene que ver con la reacción que su formación ultraderechista genera en buena parte del electorado.
En términos generales, un 88 % consideraron que la renovación de la clase política en Francia no es suficiente, y estimaron que algunas de las medidas para que eso cambiara sería imponer la prohibición de acumular varios mandatos, obligar a los que acceden a un cargo político a dimitir de la Administración si son funcionarios o poner límites de tiempo en los puestos electos.
Sobre los políticos emergentes, los que más simbolizan la renovación para los ciudadanos sondeados son el ministro socialista de Economía, Emmanuel Macron (así lo juzgan un 55 %), la diputada del FN Marion Maréchal Le Pen (43 %) y el exministro conservador Bruno Le Maire (36 %).