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Cádiz

"Fue horrible ver llorar a mi padre mientras hablaba con mi jefe"

Esta es la historia de dos personas de Cádiz que de una u otra manera han convivido de cerca con el ictus. Una forma de crear conciencia en el Día Mundial

  • Los datos no pueden pasar desapercibidos. -

El ictus es la interrupción del flujo sanguíneo en una parte del cerebro de forma brusca. Este trastorno supone la primera causa de muerte en las mujeres y la tercera en discapacidad en adultos, con una prevalencia de más de 100.000 personas afectadas cada año en España. Éste lunes era el Día Mundial del Ictus. Se trata de una emergencia médica que se divide en dos tipos: el hemorrágico y el isquémico.

Es peor darse cuenta de lo que te ocurre. Eso obliga a hacer esfuerzos por aprender a vivir y ser feliz cada día"

El hemorrágico cuenta con mayores tasas de mortalidad, se produce por la rotura del vaso que provoca, además del cese del flujo, la salida de sangre (hemorragia cerebral) con formación posterior de un hematoma en el cerebro y el isquémico es el más frecuente, es el resultado de un bloqueo del flujo de la sangre en un área del encéfalo por la formación de un coágulo.

Esta es la historia de una joven de 38 años que -coincidiendo con el primer día de la Cumbre de Jefes de Estados Iberoamericanos en Cádiz, momento en el cual tenía que trabajar- sufre un episodio de isquemia. Tras una semana de dolores de cabeza, en una persona que nunca los sufría, esa mañana se levantaba con la boca “como un zapato, como si estuviera de resaca tras beber vino en la feria. Tenía ganas de vomitar pero no salía nada. Me levanté para ver si se me pasaba y empecé a organizar mi día y me di cuenta de que no tenía fuerza en los brazos para volcar una olla llena de agua, que derramé entera”.

“Intenté volver a dormir, pero los dolores de cabeza no me dejaban”. En su cabeza tan sólo rondaba la idea de coger el coche y llegar a Cádiz donde había quedado con los representantes de la Embajada de Chile. No fue hasta que su marido la vio cuando se dio cuenta de que el asunto era algo más serio de lo que ella pensaba.”Me dijo que no me dejaba coger el coche, llamó a mi padre para que me llevara al hospital y él se quedaba con los niños. Me grabó un vídeo para que viese que tenía la boca doblada al hablar. Algo que yo nunca percibí. Ni a día de hoy”.

Cuenta esta joven que cuando llegaron al hospital, “yo sólo podía decirle a la que me atendió en Urgencias. Mire, soy periodista, y me he levantado sin poder vocalizar bien y me duele la cabeza. Yo no puedo ir a trabajar sin vocalizar bien”. Con la primera prueba, un TAC “ya me dijeron que tenía un pequeño sangrado en una zona de la cabeza. Fue horrible ver a mi padre llorar mientras hablaba con mi jefe”. El resto ya fue una semana de hospital, de distintas pruebas para ver la causa –que  nunca se supo- y una auténtica obsesión porque “no quedaran secuelas. Recuerdo repasar nombres de calles de Cádiz, nombres de personas que veía casi a diario. Pude pensar mucho y ser consciente de que había tenido mucha suerte”.

En este día también son muy importantes los que están con el afectado. Ese es el caso de Ángel que vivió en primera persona el derrame que sufrió su mujer a los 47 años. “Fue un shock. Le dolía la cabeza, perdió el sentido, nos fuimos para Urgencias. Era todo como una película y de repente me dijeron que o la intervenían en menos de una hora o no contase con ella. Se trataba de un aneurisma”. Su vida era saludable: jugaba al pádel, no fumaba, apenas si bebía un tinto… Este hombre no puede olvidar la imagen de su mujer “tirada en observación, hecha un muñeco, llena de tubos… Y todo el mundo me decía, tranquilo que va a volver a ser la de antes. Pero no fue así”.

Esto ocurrió un 2 de diciembre de hace once años. Fue muy complicado “readaptarse y darse cuenta de que no va a ser la misma de antes. Hay situaciones muy duras. Mi mujer aunque cognitivamente está ralentizada, es consciente de todo y tiene una memoria prodigiosa. Es peor darse cuenta de lo que te ocurre. Eso obliga a hacer esfuerzos por aprender a vivir y ser feliz cada día”.

Estos dos relatos lo que buscan es crear conciencia, hacer pensar a las personas, frenar en ese estrés del día a día que no nos hace ver que nadie está libre de protagonizar cualquiera de estas historias.

 

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