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Sevilla

Un mes pendiente de una improbable moción de censura contra Sanz

El alcalde de Sevilla no supera la cuestión de confianza vinculada a los presupuestos, que saldrán adelante si la oposición no presenta una moción de censura

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José Luis Sanz junto a Juan Bueno.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

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Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

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Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

Debate de la cuestión de confianza a Sanz.

  • Es la primera vez que un alcalde se somete a una cuestión de confianza si mayoría y con la seguridad de que no habrá moción de censura
  • Sanz acusa a la oposición de "hacerle perder a la ciudad" entre un mes y medio y dos meses, los plazos legales para aprobarlos
  • La oposición critica con dureza la falta de doálogo de Sanz, la derrota de la cuestión de confianza y que sea marioneta de la Junta

No hubo novedad en la votación de la cuestión de confianza aunque sí mucho público y mayoritariamente de apoyo a José Luis Sanz en el salón de Plenos del Ayuntamiento de Sevilla. La oposición rechazó darle el apoyo al alcalde de Sevilla, 17 votos frente a los 14 del PP, y ahora tendrá un mes para presentar una más que improbable moción de censura contra Sanz, que ha recordado que sólo se sometía a este instrumento legal para aprobar el presupuesto “que necesita Sevilla”, pero lo deja en funciones hasta que pase ese plazo.

Así, hasta el 7 de julio podrá presentarse esa moción de cesura y, si no la hay o si no se aprueba si se presentase, ese día quedaría aprobado de forma inicial el presupuesto, que se publicaría en el BOP con 15 días hábiles de exposición pública y para presentar reclamaciones. Las cuentas quedarían aprobadas a final de mes si no hay reclamaciones pero si las hay, se resolverían en un pleno a comienzos de agosto, cuando ya se aprobaría definitivamente.

La plana mayor del PP ha copado este viernes el salón de plenos municipal, dejando a muchos de los que querían presenciar la cuestión de confianza vinculada a los presupuestos sin poder asistir, lo que ha generado la protesta de algunos presentes y del grupo municipal de Vox, en una sesión en la que, de fondo, se escuchaban las protestas de los taxistas que no dejaron de jalear consignas exigiendo un nuevo plan de viabilidad y una app pública.

Los argumentos para defender el presupuesto, al que se vinculaba la cuestión de confianza de Sanz, han sido los mismos que se dieron en la sesión del pasado lunes, pero el ambiente ha sido mucho más político, más aún cuando era la primera vez en la historia del Consistorio que un alcalde pedía la confianza del Pleno, sin mayoría que lo respalde, pero con la (casi) total garantía de que la oposición no le va a presentar una moción de censura, la única salida que ha visto el alcalde popular para superar el “bloqueo” al que dice le ha sometido la oposición y ante la “pinza” que PSOE y Vox ejercen contra Sanz.

“Empieza la cuenta atrás para que esta ciudad tenga un presupuesto que sólo pararía una moción de censura”, resumía al alcalde en su intervención, consciente del improbable acuerdo entre PSOE, Con Podemos-IU y Vox, a los que regaló críticas por su bloqueo y por “hacerle perder a la ciudad un mes y medio o dos meses”, a los que acusó de anteponer los intereses partidistas y personales a los de la ciudad.

Sale la pinza más fortalecida que nunca y ya han amenazado con que irá a peor”, les recordaba tras las críticas que había recibido tras no conseguir ni siquiera la abstención que había suplicado. A PSOE y Vox les recordaba las veces que habían votado conjuntamente en el Parlamento andaluz: “la pinza está consolidada, no pasa sólo aquí”, les decía, y acusaba directamente a Vox de poner “en riesgo la Alcaldía de la cuarta ciudad de España” que el PP le había ganado a un socialista “puesto a dedo y que fue capaz” de mantener, en referencia a Antonio Muñoz.

“No he traicionado en ningún momento a mis votantes”, insistía Sanz, para reiterar de nuevo que dijo que “quería una mayoría suficiente para gobernar en solitario y lo conseguí”, que posteriormente ante la prensa reiteraba que no habrá pacto con Vox. “Las elecciones nos pusieron a cada uno en su sitio”, aseguraba dirigiéndose a Cristina Peláez, que aunque Vox incrementara su presencia, “a usted no la hace imprescindible” y a Muñoz le reprochaba que considerara “aprobar por la gatera” el presupuesto con la cuestión de confianza cuando su presidente, Pedro Sánchez, era el primero en no respetar la justicia y los jueces.

Duras críticas de la oposición

Lo cierto es que Sanz tuvo que escuchar duras críticas de la oposición, que, eso sí, dejaban claro en sus intervenciones que, a priori, ninguno iba a llegar a un acuerdo con los otros para presentar una moción de censura, una ventaja política con la que el alcalde ha jugado para poder aprobar los presupuestos “por la puerta de atrás” y “por la gatera”, una herramienta legal que no soluciona el problema del día después: Sanz gobierna en minoría, ha salido derrotado y todos le recriminan su incapacidad para dialogar y llegar acuerdos con la oposición.

Está bastante arropado pero sale derrotado”, resumía el socialista Antonio Muñoz para lamentar que Sanz continúe “con su soberbia habitual”, reprochándole su “victimismo” al hablar de bloqueo o pinza cuando la situación es “fruto de su incapacidad negociadora”. “Han quemado una bala de oro”, le decía, criticando las dos opciones que le quedan a Sanz, “que sus mayores de San Telmo le dejen pactar con Vox o seguir con la deriva”.

Muñoz confiaba en que la derrota “sin precedentes” de una cuestión de confianza que nadie le ha solicitado supusiera un “punto de inflexión”, pidiéndole al menos una “reflexión” porque “tiene que abandonar el no porque el problema es usted y su soberbia”, otorgándole cinco suspensos: en diálogo y negociación, en transparencia, en interlocución con los vecinos, en anteponer los intereses partidistas a los de la ciudad (es una “sucursal de San Telmo o de Génova”) y en general ilusión. “Usted es un mal alcalde y lleva a Sevilla a la deriva”, le decía.

Más dura aún ha sido Cristina Peláez, quien se ha encargado de reprocharle una y otra vez a Sanz su actitud hacia Vox cuando los electores decidieron un cambio que no ha querido aplicar como en otros Ayuntamientos. Le ha acusado de despreciar, ningunear y de escupir la mano tendida de Vox y le ha reprochado que su “intento desesperado para conseguir el beneplácito del PSOE, que termina por reírse de usted”. “Vox está donde siempre ha estado”, aseguraba, reclamándole “valentía” para hacer posible el pacto “que respete el mandato de las urnas”.

“Tiene usted a este Ayuntamiento sometido a los intereses partidistas de Moreno Bonilla”, le decía Peláez apuntando que la pinza con el PSOE “ni ha existido, ni existe ni existirá jamás”, un “alcalde marioneta”, además de responsable de un “gobierno débil, sin gestión y sin proyecto de ciudad”. Le ha criticado que haya llevado al Ayuntamiento a una situación “inédita para mayor vergüenza de este Consistorio”, que no haya tenido “altura de miras” de pactar o negociar como hicieron otros alcaldes, de no aportar “nada nuevo ni bueno” y de llegar a un “callejón sin salida que no va a solucionar nada”.  

Por parte de Con Podemos-IU intervenían sus dos portavoces. Ismael Sánchez recriminaba a Sanz que, desde que ganó las elecciones, va “de derrota en derrota”, como la de la cuestión de confianza” y le recriminara que cada día “cambie de estrategia” porque “no ha sido capaz de cogernos el guante” a pesar de haber sido una “oposición responsable”. “No se puede perder y actuar como si no pasara nada”, le decía por el día después de la cuestión de confianza, porque puede que tenga presupuestos “pero no va a resolver el problema”.

Como “tragicomedia” definía Susana Hornillo una cuestión de confianza surgida después de que Moreno Bonilla “les pillase pactando con los de Milei y la motosierra” y le criticaba que ni siquiera hayan conseguido “pactar con Vox aunque tuvieran que pagar un precio”. “Debería preocuparse por su grupo, por la Fiscalía (en referencia a la investigación sobre el ágape de Navidad que pagó Sacyr a la plantilla de Urbanismo) y por vulnerar la Ley electoral”, le espetaba, recordando que nunca tendrían su confianza “para financiar su modelo de parque temático vendido a los lobbies turísticos”.

Por último, el portavoz del grupo municipal del PP, Juan Bueno, además de delegado de Hacienda, se encarga de contestarle a lo que denominó “oposición monolítica”, a la que recordaba que la cuestión de confianza era una solución legal que permite la ley para “rebelarse contra un bloqueo sin sentido” y a una “política de pinza que no tiene precedentes”.

A Antonio Muñoz le cuestionaba el apoyo de su partido por las críticas que recibió a la foto que se hizo con Juanma Moreno; a Peláez, que estuvieran “acosando permanentemente” las políticas de la Junta ; y a Isamel Sánchez, de Con Podemos-IU, que den lecciones de diálogo cuando “no habla con su compañera”, reprochándoles a todos que hubieran dinamitado las propuestas del Gobierno cuando en los presupuestos no había ni líneas rojas ni ideología.

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